miércoles, 9 de mayo de 2012

UNA ESPINA DE PESCADO CLAVADA EN LA GARGANTA


De lunes a viernes vas a comer en un restaurante que queda a pocas cuadras de tu colegio, papá te da la carta y tú eliges el menú del día que quieras comer, el miércoles de la semana pasada pediste pescado y una pequeña espina se quedo clavada en tu garganta, papá quería que comieras algo sólido para ver si la porción sólida de alimento “empujaba” hacia adentro la espina.

Comiste un pedazo de papa pero te quejaste que te dolía, papá pidió que recogieran la comida y procedió a llevarte a casa para ver si el te lo podía sacar.

Algunos intentos en casa le hicieron concluir que el no podía hacerlo, después de una pequeña conversación contigo papá logró convencerte de la necesidad de llevarte a un médico una vez aceptada la propuesta, procedió a llevarte a una posta médica muy cerca de casa.


El doctor de turno de la posta médica, después de revisarte le dijo a papá que resultaba bastante complicado extraerte la espina y por ello recomendaba trasladarte al hospital Casimiro Ulloa. Papá, tú y una acompañante (la profesional que había ido a casa a hacerte una evaluación integral) enrumbaron hacia el hospital (el más renombrado en caso de emergencias en mi país).

Durante el trayecto al hospital te quedaste dormida, papá prefiero no despertarte porque imagino que era una forma de paliar tu incomodidad. Ya en el hospital el personal los derivó a pediatría y pediatría los derivó a tópico. Ya en ese lugar papá comentó al personal médico lo que sucedía y ellos les dijeron que para estos casos puntuales era preferible que te atendieran en el hospital del niño, porque por procedimiento ameritaba una sedación. Papá reclamó y les dijo que el pensaba que en ese lugar lo podían hacer sin ningún inconveniente, además porque el en casa había podido visualizar la espina pero que como no contaba con una pinza suficientemente larga no lo había podido hacer. Cuando escucharon eso le volvieron a preguntar si realmente había podido ver la espina y papá replicó que si, la siguiente pregunta que le hicieron a papá fue y ¿su hija es colaboradora? Papá respondió: súper colaboradora, mientras cruzaba los dedos porque en realidad no sabía como ibas a comportarte.


Ya en el consultorio del médico y con una explicación previa del procedimiento, el médico procedió a ponerte un abrebocas, en eso colaboraste sin inconveniente, después la técnica procedió a jalarte la lengua y el médico con una pinza larga y curva retiró al primer intento la espina clavada en tu garganta. El jalón de lengua hizo que  pegarás un pequeño grito  que no duro más de 2 segundos. Lo que calmó tu congoja fue el hecho que te enseñaran la espina que te sacaron.

Ya de regreso a casa le dijiste a papá que querías como premio un chocolate, porque te portaste bien. Ante tamaño argumentó papá no tuvo justificación para no hacerlo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Qué fuerte Rosio, siempre le he tenido miedo a las espinas, sobretodo porque he visto muchos casos.
Muy bien Mika! felicitaciones niña hermosa!

Besos Besos :)

Rosio dijo...

Gra:
Muchas gracias por pasar, si yo en ese momento estaba en el trabajo ajena a todo lo que pasaba con Mika, llamé a casa para saber como le habia ido a Mika en la evalaución y alli recién me contó mi marido, dice que no me llamó para no preocuparme. Sé que lo manejo bien porque es sumamente sereno en estos caso.
Cariños,
Rosio

En mi familia hay autismo y mucho más dijo...

Que miedo, menudo susto,pero por otra parte que alegría ver lo bien que se ha portado la campeona de la casa. Besos para todos.