miércoles, 11 de septiembre de 2013

EN DEFENSA DE LOS INSECTOS

 
 
Mika siempre ha tenido un apego muy grande a los animales, no importa si son grandes o pequeños, si tienen 4 patas o ninguna, si visualmente son bonitos o feos, ella los quiere a todos.
Pero tiene un cariño especial por los insectos y no quiere que nadie los mate. Ese cuidado excesivo motivó el otro día una situación que me hizo pensar en la necesidad de una historia social
porque emocionalmente se desbordó. Se los voy a relatar para que se den una idea de lo que paso:
 
Ella va desde hace dos años todos los sábados a un taller de habilidades sociales y esta temporada ha coincido con amiguitos que ha conocido en otros talleres de la misma institución.
 
Todos los niños incluida ella estaban jugando en el patio y de pronto uno de los niños dio la voz de alerta ¡Una cucaracha! y Mika como el resto de los niños corrió hacia la cucaracha y uno de ellos dijo: ¡hay que pisarla!. Mika les pidió que no la pisarán pero ellos hicieron caso omiso a su petición a pesar que ella comenzó a gritar. Uno de ellos la piso y la cucaracha quedo boca arriba  moviendo sus patas, cuando uno de ellos quiso acercarse a rematarla, Mika fue corriendo a detenerlo, como el niño no se detuvo ella comenzó a empujarlo utilizando sus manos.
 
Hasta ese momento yo miraba desde lejos evitando participar (trató siempre de que Mika arreglé sus problemas sola y solo me acercó cuando ella no lo puede manejar y/o cuando se desborda tanto que ya empieza a afectar al resto) como en este caso que ya se iba a las manos necesite intervenir. Pero no en el tema de la cucaracha sino en que no empujará a sus amigos. Me acerqué y le dije que no podía empujar a los niños y ella llorando y gritando me decía: ¡ellos son malos, ellos no cuidan a los animales!.
 
Cuando me acerqué pude ver que los niños seguían reunidos en torno a la cucaracha pero con toda la intención de rematarla. Uno de ellos tomó el escobillón para aplastarla contra la pared. Mika nuevamente comenzó a gritar y a llorar, pero esta vez las mamás de los otros niños les pedían a sus hijos que no la matasen porque Mika se ponía mal. Pero los niños no paraban en su intención de matarla (al menos así lo manifestaban verbalmente), por ello entre lágrimas ella me decía: ¡Mamá , ayuda a la cucaracha  por favor!. Yo le decía que no podía porque me daba miedo (pero más que miedo era el hecho de no querer intervenir.

De pronto el niño que tenía el escobillón la quiso aplastar contra la pared, pero como no lo hizo con la fuerza suficiente la cucaracha aprovecho el contacto con la pared para ponerse boca abajo. Mika sin entender la intención inicial del niño le dijo ¡muchas gracias amigo por ayudarla, que buen truco!. Ya en esa posición la cucaracha comenzó a caminar (muy lentamente porque tenía 2 patas aplastadas por el pisotón). A estas alturas ningún niño ya quiso aplastarla y Mika la siguió hasta que se metió a  un pequeño agujero junto al jardín.

A continuación publicó la historia social que elaboré relativo a este tema. Me preocupa un desborde de esa naturaleza en el colegio, sobretodo porque para otros niños matar un insecto pasa como un hecho cotidiano y sin importancia, pero para Mika es un acontecimiento tan grande como la extinción de una especie.


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